Dedicado a Marina Kogan (1982-2011): te recuerdo con cariño, respeto, admiración y, sobre todo, un eterno agradecimiento.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Cuando veo esta foto quiero irme. O volver. O al menos terminar con algunas cosas antes de empezar con otras. O tener más tiempo. Aflojar la presión, esa sensación de tener el agua al cuello. No la soporto.
Si algo me caracteriza bien es la frase “tengo poca tolerancia al dolor”. Y, en algún punto, la presión es dolor. A mí, al menos, me termina afectando siempre físicamente y produciendo dolencias corporales. Es parte de mi forma de ser: si hago algo, no lo hago a la mitad. Si me estoy manejando mal, me manejo bien como el culo, hasta agarrarme una gripe galopante que me deje en cama tres días.
Ahora, un poquito más alejada de la situación, veo todo con claridad: dejé todo para último momento. Lo peor es que no creo ser esa clase de persona que rige su vida perezosamente. Soy una mujer apasionada, cuando me gusta algo lo hago con muchísimas ganas, pongo todo, y termino agotada pero feliz. Aparte me es inconcebible pensar a la pereza y la pasión juntas. No creo que puedan ir de ninguna forma de la mano (¿o sí?)
En realidad, si vuelvo a mirar esta foto, me doy cuenta de que tengo que aflojar. A veces soy demasiado estricta conmigo misma. Y lo cierto es que no da matarse hasta diciembre, que llegan las vacaciones. Mejor vivir con calma desde marzo, ¿no? En definitiva somos seres de cambios y adaptaciones constantes (sino seríamos pedazos de madera, objetos inertes o al menos sujetos extremadamente rígidos) y a veces se dificulta ceñirse a un solo modo de ver, vivir o sentir las cosas.

1 comentario:

  1. TE AMO AMIGA DE MI CORAZON
    SOS UNICA E IRREMPLAZABLE
    GRACIAS POR TODAS Y CADA UNA DE LAS COSAS VIVIDAS

    siempre voi a estar con vos amiguita linda

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